Del Cid a la estrella de mar
He de decir, que en la vida real me acojona bastante mas ponerme delante de un hombre subido en un caballo y que porta en uno de sus brazos una espada, que ponerme delante de una inocente estrella de mar. Pero cuando en esta historia, lo que hay de por medio es dinero y banca, la cosa cambia bastante, les puedo asegurar que el Cid era un buen tío, y digo que “era” porque ya no esta entre nosotros, aunque nos quieran hacer ver lo contrario.
En esta provincia que nos encontramos, había una entidad financiera que en su logotipo hacia alusión a un personaje histórico muy arraigado a Burgos, el Cid Campeador.
El Cid era un tío, que aunque llevara un caballo y una espada, era un caballero. Le importaba que el territorio de donde salió ha hacer su camino hacia Valencia, fuera fructífero, tuviera una buena obra social y los emprendedores y empresarios que sacaban adelante sus negocios, estuvieran respaldados por él mismo.
Pero llegó un momento en el que esto se convirtió en una bonita historia del pasado…
En una zona costera del Noreste de España, se encontraba una estrella de mar, muy ambiciosa y arrogante, no es una estrella de mar normal, según se ve en sus carteles, esta posada sobre una arena negra, mas propia de las playas de Galicia en los tiempos del Prestige, que de la zona de donde viene, pero la verdad es, que esa arena negra que se encuentra a su alrededor, es la clara realidad de lo fúnebres que se están poniendo las cosas desde que la estrella de mar esta por estas frías y secas tierras para los empresarios que confiaban en un personaje de palabra como era el Cid.
Hace poco, había muchas casas donde encontrar al Cid, ahora son unas cuantas menos y en las que hay, ha habido una hecatombe despobladora, que se convierte en largas colas donde perder el tiempo, por antojo de esa impersonal y antipática estrella de mar.
A la estrella de mar no le interesa la cercanía, dice que es muy social, pero no es verdad, solo le interesa la economía de escala y alejarse de las “provincias” para ser protagonista en las grandes ciudades, la cercanía del Cid nunca volverá…
Los empleados que tenia el Cid por estas tierras, eran buena gente, Castellanos, trabajadores y de palabra. Pero ahora, la estrella de mar, les ha contaminado con esa halitosis pegajosa con olor a petróleo que lleva dentro, no dejan de ser marionetas dirigidas desde el Noreste de “España” (por lo menos de momento) y aunque estoy seguro que no les gusta, tendrán que tragar para no perder un bien muy preciado en estos tiempos, como es su puesto de trabajo, aunque eso les lleve a hacer cosas inimaginables, comportarse como paredes de hormigón, ahogar a los avalistas por tener ínfimos descubiertos en una cuenta o hurgar en las redes sociales para echar en cara a algunos clientes empresarios lo que hacen en su vida personal y denegarles la financiación que tanto necesitan.
La verdad es, que da vergüenza la impersonalidad e hipocresía que esta tomando todo esto, no hay interlocutores validos, nadie toma decisiones y por mucho que los que están ahí dentro, se empeñen en decir que son los mismos de siempre… esto no cuela, antes había liquido, ahora hay petróleo y este no cuela por los orificios de un colador.
Que cierto es, no valoramos las cosas que tenemos hasta que nos las quitan…